El miedo es una de las muchas emociones que sentimos desde pequeños. Las respuestas que damos ante él, ya sean a nivel físico o conductual, no son las mismas en edades tempranas que en la edad adulta. Por ello, en este post vamos a explicarte cómo se suele manifestar y qué 4 actividades para trabajar el miedo infantil pueden resultar muy útiles, tanto en casa como en el aula. Toma nota.
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Índice de contenidos
¿Cómo se manifiesta el miedo infantil?
El miedo es una emoción básica del ser humano que nos permite desarrollarnos desde edades tempranas. Y precisamente, en el caso de los niños, es totalmente común sentir peligro e incomodidad ante ciertas situaciones o estímulos. Ahora bien, ¿cómo se manifiesta el miedo en edades infantiles? Para ello, se pueden distinguir a través de:
- Conducta: evitan una situación en concreto, muestran inquietud e incomodidad, vigilan en exceso, etc.
- Reacciones fisiológicas: dolor de estómago, sudor y temblores, mareo, tensión muscular, palpitaciones, entre otros.
- Sentimientos y pensamientos subjetivos: muestran preocupación, se ponen en lo peor ante la situación.
¿Cómo reconocer el miedo en los niños?
Dependiendo de la edad y del niño en sí, será más o menos fácil reconocer el miedo en ellos. Por ejemplo, los bebés suelen llorar y buscan la compañía de sus padres o de un adulto que los proteja, buscando así la seguridad.
En cambio, durante la niñez, se debe prestar más atención a los cambios de conducta. Normalmente hay cambios de humor agresivos, vuelven a orinarse en la cama o buscan atención para no dormir solos.
Así pues, es muy importante estar atentos a los posibles cambios de conducta de un niño, así como de sus acciones. Pues de lo contrario, todo ello puede terminar generando un trauma infantil.
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4 actividades para trabajar el miedo infantil
En determinados casos, puede ser que los niños necesiten ayuda psicológica para superar sus miedos. Sin embargo, desde casa o desde el aula hay opciones para trabajar el miedo infantil, concretamente a través de las actividades lúdicas. Veamos cuáles son las más efectivas.
1. Realizar trabajos manuales
Cuando un infante no puede hablar de sus miedos, ya sea porque no los reconoce o no sabe cómo expresarlo, darle una hoja en blanco puede ser una solución adecuada. Las actividades de carácter artístico permitirán que el niño plasme sobre el papel sus miedos, normalmente a través de dibujos y de forma inconsciente.
2. Jugar al escondite
Este juego tan conocido tiene el objetivo de superar el miedo que los niños sienten al abandono, a la separación de sus padres o a encontrarse solo. Así pues, jugar al escondite permitirá al niño o niña enfrentar de manera individual el miedo a estar solo durante un rato. Si esta actividad se lleva a cabo en un sitio un desconocido para él, el resultado será más eficiente.
3. Sonidos de animales
Esta actividad consiste en apagar las luces y reproducir distintos sonidos de animales, de modo que el niño debe adivinar de qué animal se trata. Con ello se trabaja el miedo a la oscuridad. Además, si la actividad se realiza en una estancia desconocida, los beneficios serán mayores.
4. Confiar los miedos
Cuando un adulto habla de sus miedos con su hijo, este observará su comportamiento frente a ellos. Con ello adquirirá un buen ejemplo para cuando tenga que hacerlo él. Los niños imitan a los adultos, así que es importante cuidar el comportamiento y demostrarles que no es malo tener miedo, solo hay que aprender a superarlo.